Argos presenta instalaciones fílmicas de Rosa Barba (1972), artista fascinada por los vacíos, los intersticios, las fases transicionales en las que el significado se disuelve por un instante. Sus instalaciones fílmicas representan laberintos cinematográficos en los que aparecen varias capas y formas en un intrincado juego de luz y sombra, navegando sobre la tensión entre la imagen y la no-imagen, la duración y el instante, entre el tiempo que transcurre y el instante único. Barba hace uso del aspecto físico del medio cinematográfico, el cine como dispositivo es el tema en sí y no sólo un medio. La red de proyectores y carreteles no está disimulada, juega un rol explícito en este mundo ilusorio. La estructura es inherente a cada aspecto de la instalación: el mecanismo de proyección, el celuloide, el espacio, el espectador y el contenido de los filmes. Las imágenes están definidas por los vacíos y los “tiempos muertos”, haciendo referencia al cine moderno de Antonioni, Tarkovsky y Straub. En Pirate Rooms (2002), muestra imágenes de habitaciones decrépitas en departamentos abandonados de Budapest. Los aparentes rayones en la imagen se transforman en planos arquitectónicos que luego evocan una ciudad imaginaria. El proyector en 35 mm, especialmente diseñado para esta instalación es manipulado mediante un programa de computadora, gracias al cual la obra puede funcionar autónomamente. La instalación en 16 mm Split Fields (2003) consiste en 3 rollos de película, proyectados de lado a lado, que exploran la vida en los alrededores del volcán Vesuvio. El celuloide recorre la habitación uniendo el espacio entre las paredes y los 3 proyectores, mientras se mezclan imágenes de ficción y documental. Machine Vision Seekers (2003) es una instalación en movimiento “auto referencial” ya que lo que proyecta no es una película sino el guión escrito, al mismo tiempo que los personajes quedan rodeados de una total oscuridad. La obra es un ida y vuelta entre proyector y espectador, una proyección deconstruida en la que los elementos visibles e invisibles están conectados.

Peter Rogiers trabajó intensamente en los últimos años con el tema de la historieta, explotando libremente los clichés que se encuentran comúnmente en los comics americanos, tanto en su contenido como en su forma. Su intención es la de transformar posteriormente su proyecto en película de animación. La exposición de nuevas esculturas y grabados que presentó la Galería Xavier Hufkens, se desarrolló a partir del contexto de la historieta y de la película de animación, sin embargo a pesar de la relación estrecha con el guión, estas imágenes no son para nada narrativas. Los bronces antropomorfos recuerdan a los figurantes de último plano utilizados en el comic y las esculturas con formas de palmera se convierten en personajes en cuanto adquieren formas físicas precisas, casi humanas. Los grabados de la exposición presentan un carácter autónomo similar a las esculturas. Contrastando con los croquis tradicionales en los que los escultores intentan captar fielmente la obra original, estos grabados no describen las esculturas en sí, sino que evocan una atmósfera idéntica y manifiestan las mismas preocupaciones plásticas. Por su parte Josephine Pryde, la joven artista inglesa, trata las características específicas de la fotografía como medio, pero desde una perspectiva diferente a la del primer modernismo, en el que la fotografía era utilizada en las artes visuales como herramienta de documentación o bien como pretexto para imitar la pintura historicista y figurativa. En cambio Pryde utliza la fotografía como forma de experimentación técnica en la que las distorsiones se transforman en parte de un meta-nivel conceptual. Las propiedades formales de los comienzos de la fotografía impregnan su trabajo con sus contenidos históricos y son también comentarios sobre posteriores desarrollos y nuevos medios. La evaporación de sustancias químicas en la imagen está en relación referencial con el proceso químico del revelado de la película y de la fotografía. Las propiedades del medio y del contenido de la imagen están estrechamente ligadas y resultan inseparables.

Hicham Benohoud nació en 1968 en Marruecos, donde vive y enseña artes plásticas. Plástico y fotógrafo, sus trabajos son expuestos regularmente desde 1998 y es representado por la Galería Vu de París. Formó parte de numerosas exposiciones colectivas e individuales en galerías y centros de París, Bruselas, Londres, Marrakesh, entre muchas otras ciudades. Esta exhibición presentada por la Galería Contretype que llevó el irónico título de “Version Soft” (versión blanda) fue sin duda la más dura y desconcertante de las de Benohoud. Este artista – fotógrafo se expuso a sí mismo en una serie de autorretratos en los que escondió su identidad detrás de diferentes objetos, manipulando sus fotografías con ácidos y otras sustancias corrosivas para hacer los rostros irreconocibles. Estas poses creaban una atmósfera de incomunicación y violencia, en el que la mirada estaba dirigida al vacío o directamente era inexistente. Una manera de permitirle al observador la visión cercana y cruda de los problemas y cuestionamientos existenciales del artista.